No cabe duda, como ya es tradición al festival de Eurovisión le sale en la semana que se celebra criticas desde diferentes sentidos, hoy recogemos una noticia integra del diario español abc.es:
«Visto que España puede ganar un Mundial de fútbol pero no quedar ni en mitad de tabla en el festival de Eurovisión, algo habrá qué hacer». El diputado y portavoz de Izquierda Plural (IU-ICV-CHA) e Izquierda Unida, Ricardo Sixto, se mostró así de crítico el pasado mes de junio cuando registró en el Congreso dos preguntas sobre los resultados que España obtiene en Eurovisión pese al alto coste que implica su participación. Su demanda, que no era la primera que se tramitaba en la Cámara Baja sobre el certamen, llegaba tras el fracaso de El Sueño de Morfeo en la edición celebrada en Malmö, en la que el grupo asturiano no pudo pasar de la penúltima plaza y sólo dos países de los 38 participantes le votaron.
Pero El Sueño de Morfeo no es una excepción. Desde 2005, ningún representante español ha superado la decimosexta plaza en la gran final salvo Pastora Soler en 2012, que alcanzó la décima posición interpretando en Bakú la potente balada «Quédate conmigo». Por el contrario, el gasto por el festival se ha disparado puesto que desde 2009 TVE no puede rentabilizar la emisión del certamen a través de la publicidad.
Acudir a Eurovisión le cuesta al ente público en torno a 300.000 euros
¿Merece la pena, por tanto, participar en un concurso donde España suele quedar mal sin la principal vía de ingresos? Lo cierto es que pese al elevado coste, TVE obtiene un gran resultado en audiencia gracias al festival con un gasto menor que otros programas de su parrilla. Acudir a Eurovisión le costó el año pasado a España 398.615 euros. De esa cantidad, el 80% va para el canon que TVE tiene que pagara la Unión Europea de Radiodifusión (UER), organizador de la gala. Sin embargo, Eurovisión es sólo uno de los servicios que proporciona la UER, ya que también ofrece a sus «abonados» programas educativos, documentales y coproducción de series de animación, además de imágenes para informativos y negociación de algunos derechos de difusión de retransmisiones deportivas. Por tanto, el canon que se paga a la UER no es exclusivamente sólo para garantizar la participación de España en el festival. Además, al ser nuestro país uno de los cinco que más dinero aporta, cuenta con el privilegio de acceder directamente a la final del certamen sin tener que pasar por la criba de las semifinales, al igual que Francia, Reino Unido, Alemania e Italia.
El resto del dinero invertido en la candidatura es para pagar viajes, alojamiento y otros gastos comunes. Sin embargo, Roster Music, la discográfica de Ruth Lorenzo, asume en torno a la mitad de ese gasto extra, y TVE buscó el año pasado otras vías como un «patrocinador cultural» para optimizar al máximo sus recursos e impedir que el coste se dispare.
Por tanto, la cifra general destinada a la participación española en Eurovisión no se aleja a la inversión habitual para otra producción audiovisual. Un capítulo de una serie como «Cuéntame cómo pasó» cuesta alrededor de 300.000 euros y un gala en «prime time» difícilmente no sobrepasa los 200.000. Y con esa misma inversión, TVE logra que Eurovisión se convierta, como ocurrió el año pasado, en el programa no deportivo más visto del año. El certamen captó la atención de 6,3 millones de personas y un 39,1% de «share», algo inaudito hoy en día dentro del fragmentado panorama audiovisual.
Un «evento familiar» de más de 55 años
Al margen de lo económico, los eurofans también apuestan por el festival como un sello de identidad nacional forjado por una trayectoria de más de 55 años. «Eurovisión se ha convertido en un evento cultural, televisivo y familiar tradicional que nos ha unido a lo largo de décadas», comenta José García Hernández «Luka», subdirector del portal especializado eurovision-spain.com y que lleva acudiendo al festival desde 2006. «Además, el certamen es una de las mejores plataformas mundiales para exponer la música y los cantantes de un país. No podemos olvidar que es un concurso seguido por más de cien millones de espectadores»
«Eurovisión puede ser bueno para la 'Marca España'»
Vicente Rico, de la misma web eurovisiva, asegura incluso que puede ser beneficioso para la tan comentada «Marca España». «Es un evento paneuropeo donde se dan cita anualmente todos o casi todos los países europeos. Por eso, España no se puede permitir el lujo de no acudir ya que te pone en el mapa de las audiencias millonarias. Una candidatura bien gestiona puede reportar una buena reputación para la marca España y para el turismo en nuestro país, que es nuestro principal motor económico».
¿Y si ganamos?
La primera, y hasta el momento única vez, que España albergó el festival fue en 1969 tras la victoria de Massiel en Londres con su mítico «La la la». Los gastos estimados de ese certamen, que se celebró en el Teatro Real de Madrid y que presentó Laura Valenzuela, fueron de unos 100 millones de pesetas. Sin embargo, el gobierno de Franco no escatimó en nada con tal ofrecer a través del concurso una imagen moderna de España a toda Europa. Tanto fue así, que incluso se invitó a todos los cantantes, compositores, directores y acompañantes a unas vacaciones pagadas a la Costa del Sol y Mallorca, cenas copiosas, cócteles a granel, tablaos, partido de fútbol y hasta visita por el Madrid de los Austria.
Malmö obtuvo el año pasado beneficios económicos como sede del festival
Hoy en día, el coste de albergar el festival se ha disparado notablemente ya que ahora se celebran tres galas (dos semifinales y una final), participan más de 40 países y se emplea la tecnología más innovadora. Organizar Eurovisión conlleva un alto grado de responsabilidad para evitar que nada falle en un evento seguido por millones de espectadores, pero no tiene por qué suponer un gasto excesivo para un país. El ejemplo más claro fue la última edición celebrada en Malmö. La Federación Sueca de Turismo publicó dos meses después del certamen que los ingresos económicos directos fueron de 22 millones de euros, frente a los 15 aproximadamente que costó organizarlo. En total, siete millones de euros de beneficios, a los que hay que sumar los 132 millones en proyección publicitaria que se calcula que tuvo el país con la emisión del festival en más de 40 países.
Federico Llano, jefe de la delegación española en Eurovisión, señaló la semana pasada que en caso de ganar «habría que hacer nuevas partidas presupuestarias», pero descarta que TVE no pueda afrontar el coste de organizar el festival. «La organización del festival no recae en un solopaís y se suelen reunir pronto los ingresos necesarios para celebrar el concurso». Ahora queda en manos de Ruth Lorenzo y su «Dancing in the rain» la posibilidad de que Eurovisión regresa a España 45 años después.
Fuente: ABC.es
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